lunes, octubre 02, 2006

¿QUIENES SE ESCONDEN TRAS EL SECRETO BANCARIO?

Hay quienes se rasgan las vestiduras e, inmediatamente, blindados por una supuesta privacidad, han puesto el grito en el cielo, ante la posibilidad de que se regule de manera más cercana a la salud moral del país, el llamado secreto bancario. No quieren, y en estos momentos mueven todos los resortes posibles para evitar que extraños conozcan el origen de sus fortunas, muchas de ellas malhabidas.

Todo esto comenzó con la detención del juez provisional Palacios Villar, acusado de recibir coimas para favorecer a un litigante. En gesto casi dramático, inmediatamente se habló de la necesidad de que los vocales supremos, voluntariamente, es decir si les da la gana, aceptaran el levantamiento de su secreto bancario y se pusiera término a cualquier comentario que consideraran que afecta su honor.

El anuncio, sin embargo, ha recibido críticas, no sólo de un sector de los jueces, sino también, de políticos y hasta de ciudadanos que, por una u otra razón, aparecen pontificando en los medios de comunicación.

Todos coincidentemente se escudan en que el secreto bancario es una garantía personal que no puede ser violada. Lo demás, aunque el país se esté viniendo abajo por causa de la corrupción, entre otras malas hierbas, les importa un carajo.

Estos opositores al levantamiento del secreto bancario, de otro lado, no toman en cuenta, que el mismo debe tener sus límites tal como ocurre en países en donde hay capitales económicos y financieros mucho más elevados y que hoy en día por causa del avance del crimen organizado, sobretodo del narcotráfico, el contrabando de armas de guerra, el latrocidio perpetrado por gobernantes, entre otras modalidades delictivas, han puesto límites legales que preservan el derecho a la intimidad del cliente y también resguarda el interés público.

La reglamentación jurídica se ha convertido así en una expresión de confianza, que preserva la confidencialidad de quienes necesitan el secreto bancario y, asímismo, el adecuado control social. No hay abuso. Al contrario, la sociedad se encuentra segura ante la presencia de quienes creen que el dinero lo puede todo, aunque este provenga de hechos criminales y, por tanto, penados por la ley.

Estos personajes añoran, seguramente, las prácticas habidas en el siglo XIII, cuando se daban exoneraciones tributarias para ocultar ganancias de dudosa procedencia.

Estos mismos son los que hoy veneran la banca offshore, o sea la banca, que actúa más allá de sus fronteras nacionales y que son las promotoras de los paraísos fiscales que funcionan no sólo en el Gran Caimán del Caribe americano, sino también en las islas del Canal de la Mancha y de Gilbrantar, en Europa, entre otros continentes.

Ojalá que sea aceptada la demanda para que los vocales supremos, en resguardo de su honor, levanten su secreto bancario. De no hacerlo caerán bajo el juicio moral de una ciudadanía que hace muchos años viene reclamando que se ponga fin a la corrupción en el Poder Judicial.