SER O NO SER,¿EL DILEMA DE WVV?
Oiga usted don WVV, ¡qué fea nota! la de ese tal Eduardo Palacios Villar, nada menos que vocal supremo provisional, quien ha dejado por los suelos el ya alicaído prestigio de nuestro Poder Judicial.
Haberse vendido por una coima, a pesar del alto sueldo que venía percibiendo como magistrado, es más que una cachetada a la dignidad de nuestro pueblo.
Es tanta la verguenza que me permito dirigirle esta nota utilizando las iniciales de su buen nombre, que no es otro que el de Walter Vásquez Vejarano, ilustre ciudadano nacido en Santiago de Chuco, en aquellas tierras norteñas de La Libertad, nada menos que en la Noche Buena del 24 de diciembre de 1932.
Usted comprenderá mi estimado WVV, como buen hombre de leyes, y si no me equivoco recordado periodista que allá por el año 1964 hacía las crónicas judiciales en el diario La Industria, de Trujillo, o sea de la tierra de la marinera, que la indignación nacional es total.
¿Quién iba a pensar que el citado Eduardo Palacios Villar, era un granuja de primera, tanto que no tuvo reparos en guardar en su billetera aquellos dos mil soles que le dio el policía dado de baja que buscaba su reposición laboral. Mala conducta de éste y peor la del delincuente que tenía ropaje de magistrado.
Lo que me llama la atención, sobremanera, cómo es que usted sabiendo quién era el mencionado Palacios Villar, con sus fallos nada santos, como aquel de rechazar el pedido de la fiscal suprema Lidya Vega para ampliar a 30 días la investigación del autócrata Fujimori por las torturas al periodista Fabián Salazar, o por absolver al mismo ex presidente de la acusación de haber favorecido al traficante de armas Moshe Rothschild, o de haberle otorgado libertad a Agustín Mantilla Campos, entre otras perlas, no hubiera hecho nada por ponerlo en el lugar que le correspondía, o sea, en el cilindro de la carroña criminal.
Para ser sincero, no me convence aquello de que ha sido un golpe demoledor para el Poder Judicial, que le consterna, que le lacera, que le duele. No me convence porque estoy casi seguro que así como Palacios Villar hay otros tantos en el Poder Judicial y, ojo, no sólo en Lima, sino en los demás distritos judiciales del país.
A propósito, más allá de su consternación, de su dolor, me pregunto, ¿mostrará usted el perfil de hombre recto, que permitió que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pidiera al gobierno peruano su restitución en el Poder Judicial, asumiendo el liderazgo para terminar con tanta suciedad, que a montones, hay en cada esquina del Poder Judicial?.
Eso sí que sería extraordinario.... ¿O estaré pidiendo peras al olmo?. Doctor Walter Vásquez Vejarano, hay historia por escribir y también biografías que distinguir. Póngale usted la tílde a la que a usted le corresponde.
Haberse vendido por una coima, a pesar del alto sueldo que venía percibiendo como magistrado, es más que una cachetada a la dignidad de nuestro pueblo.
Es tanta la verguenza que me permito dirigirle esta nota utilizando las iniciales de su buen nombre, que no es otro que el de Walter Vásquez Vejarano, ilustre ciudadano nacido en Santiago de Chuco, en aquellas tierras norteñas de La Libertad, nada menos que en la Noche Buena del 24 de diciembre de 1932.
Usted comprenderá mi estimado WVV, como buen hombre de leyes, y si no me equivoco recordado periodista que allá por el año 1964 hacía las crónicas judiciales en el diario La Industria, de Trujillo, o sea de la tierra de la marinera, que la indignación nacional es total.
¿Quién iba a pensar que el citado Eduardo Palacios Villar, era un granuja de primera, tanto que no tuvo reparos en guardar en su billetera aquellos dos mil soles que le dio el policía dado de baja que buscaba su reposición laboral. Mala conducta de éste y peor la del delincuente que tenía ropaje de magistrado.
Lo que me llama la atención, sobremanera, cómo es que usted sabiendo quién era el mencionado Palacios Villar, con sus fallos nada santos, como aquel de rechazar el pedido de la fiscal suprema Lidya Vega para ampliar a 30 días la investigación del autócrata Fujimori por las torturas al periodista Fabián Salazar, o por absolver al mismo ex presidente de la acusación de haber favorecido al traficante de armas Moshe Rothschild, o de haberle otorgado libertad a Agustín Mantilla Campos, entre otras perlas, no hubiera hecho nada por ponerlo en el lugar que le correspondía, o sea, en el cilindro de la carroña criminal.
Para ser sincero, no me convence aquello de que ha sido un golpe demoledor para el Poder Judicial, que le consterna, que le lacera, que le duele. No me convence porque estoy casi seguro que así como Palacios Villar hay otros tantos en el Poder Judicial y, ojo, no sólo en Lima, sino en los demás distritos judiciales del país.
A propósito, más allá de su consternación, de su dolor, me pregunto, ¿mostrará usted el perfil de hombre recto, que permitió que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pidiera al gobierno peruano su restitución en el Poder Judicial, asumiendo el liderazgo para terminar con tanta suciedad, que a montones, hay en cada esquina del Poder Judicial?.
Eso sí que sería extraordinario.... ¿O estaré pidiendo peras al olmo?. Doctor Walter Vásquez Vejarano, hay historia por escribir y también biografías que distinguir. Póngale usted la tílde a la que a usted le corresponde.
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