martes, agosto 29, 2006

GARAVITO Y SUS GARABATOS DE MERCENARIO

Hugo Garavito es un personaje singular.Tiene presencia en el escenario político, otro tanto ocurre en la televisión.

Con frecuencia hace las veces de ideólogo pese a sus precarias facultades y hasta de protagonista en los espacios cómicos de la "caja boba".

Es todo un garabato. Impredecible y ocurrente, excéntrico e indescriptible.

Muchos ven en él al hombre público de estos tiempos.

Pero aún así, una enorme legión de gente joven, que está encima de los treinta años,rechaza tal aserto y no se ve representada por este caricaturesco parlanchín.Y no le falta razón.

Es que el susodicho viene a ser una extraña especie humana, que unas veces hace de chambón y otras de pendejo. En los años del toledismo las pasó muy bien, económicamente hablando.

Recibía honorarios puntuales como asesor en el despacho de la primera dama y emolumentos de regidor en la Comuna de Lima.Cobraba a dos cachetes, sumando ingresos mensuales mayores a los 35 mil nuevos soles.

Esta habilidad, para vivir de los dineros del Estado, lo muestra en su faceta de pendejo. Hoy ya no tiene el puesto de asesor en Palacio, lo que quiere decir que ha visto mochado sus ganancias.

Tampoco tiene posibilidad de recuperar ese status,simplemente porque hace años, cuando el partido del Presidente García vivía los años de la persecución fujimorista, Garavito, vivazo al fin,dijo patitas para que te quiero y renunció a dicha agrupación, no sin antes dejar prendido el ventilador.

Ahora no tiene más que el cargo de regidor limeño, al que arribó con la camiseta de la chakana. Pero no lo quiere dejar.No porque Lima lo necesite,sino más bien porque él necesita continuar viviendo de Lima.

Para solucionar tal problema, luego de romperse el coco ya encontró solución:renunciar al toledismo, echarle la culpa a la dirigencia y pasarse con ropa y todo al partido del Alcalde Castañeda.

Este parece ser fijo en la reelección y Garavito quiere estar en su lista de concejales.Si lo logra, entonces ya no tendrá de qué preocuparse, porque seguirá pasando por caja, recibiendo el haber al que ya se acostumbró.

Todo indica, sin embargo, que su trama tiene mucho de chambonada, de torpeza. Por lo pronto ya fortaleció su imagen de indecoroso y, digamos, hasta indigno.Ya cambió de camiseta una vez,cuando las papas quemaban, hacerlo de nuevo, porque la billetera ya no está tan llena como antes, es simplemente felonía.