miércoles, agosto 23, 2006

EL DESEMPLEO ES VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS

La posición de la Iglesia Católica se mantiene firme en cuanto al tema del trabajo. Al menos así se desprende de lo escuchado en el Cuarto Coloquio Latinoamericano entre los representantes de la Conferencia Episcopal Latinoamericana -CELAM- y la Central Latinoamericana de Trabajadores-CLAT. Pero, ¿hasta qué punto es firme tal determinación?.

Si nos atenemos a lo dicho por Monseñor Ovidio Pérez Morales, (Colombia) , entre otros altos dignatarios, todo anda por el camino correcto en cuanto a la dimensión humana del trabajo. Lo anterior debe interpretarse que el trabajo aparece como una obligación moral, un deber, hacia Dios, la familia el prójimo, la sociedad, en cuanto desarrollo personal y contribución ineludible del ser humano, considerado en su integralidad y llamado a vivir en comunión y solidaridad.

Marcando el rumbo de una posición que viene desde enciclícas como la Rerum Novarum y Laborem Exercens, los miembros del CELAM indican que el trabajo es, de igual modo, un derecho, subrayando que una sociedad en que se niega este derecho carece de legitimidad ética y que las consecuencias que de esto se derivan son múltiples.

Quienes asistimos a este Coloquio hemos podido apreciar la trascendencia de tal posición, entre otras razones porque también consideramos que es evidente que como derecho, el primerísimo imperativo a la sociedad y al Estado es el de contar con un puesto o fuente de trabajo estable y digno.

Ampliando tal punto de vista, Monseñor Ovidio Pérez Morales expuso que el desempleo no se considera ya simplemente como simple carencia de medios para el sostenimiento propio y de los que dependen inmediatamente del trabajador, sino como violación fuente de violaciones de derechos fundamentales de la persona; agresión contra la dignidad misma del ser humano.

La posición, en consecuencia, es invariable y se abren esperanzas para el mañana, en circunstancias en que el neoliberalismo se enfrenta a grandes problemas sociales que, calculadamente, los ha ido creando sin más sustento que un materialismo extremo.