miércoles, agosto 16, 2006

LA AUSTERIDAD FISCAL, TAREA DIFICIL, PERO NO IMPOSIBLE

Uno de esos aspectos está relacionado con el gasto público, tema que cobra gran actualidad debido a la culminación de un régimen al que se le ha calificado de frívolo y despilfarrador

¿Hasta qué punto tiene verosimilitud tal afirmación?. Si se toma en consideración lo ocurrido el primer día en que el ex- presidente, doctor Alejandro Toledo Manrique, tomó posesión de su alto cargo, aceptando sin ningún tipo de atingencia, el haber mensual de 18 mil dólares, fijado en el Presupuesto General de la República, no queda duda que ese ánimo despilfarrador comenzó en el mismo instante en que el ex- mandatario llegó a Palacio de Pizarro.

Nadie de su entorno dijo, entonces, esta boca es mía. Esto, pese a que en aquellos momentos con entusiasmo, digno de mejor causa, se llenaba Palacio de asesores y consejeros, todos ellos con haberes agraviantes a la situación de pobreza en que se encontraba el país.

La batalla cívica para que el Jefe de Estado decidiera rebajarse el sueldo tuvo resultados, aunque no en la forma adecuada y bajo la figura de una suerte de donación, que ahora al concluir el periodo de gobierno cobra actualidad.

El presidente tiene, conforme a ley, derecho a retirarse con el salario íntegro asignado en el Presupuesto General de la República. No se sabe si continuará con la donación. Pero, este primer tramo, contó también con la activa participación de la señora Eliane Karp, investida de la figura de Primera Dama.

Ella inició los trabajos de carácter decorativo en todas las instalaciones de Palacio de Gobierno, hasta donde se sabe recurriendo a los dineros de Petroperú, empresa estatal y, por consiguiente, de propiedad de la ciudadanía nacional.

La dama en mención impuso la autoridad que le daba su condición de conyuge e, inclusive, sus gustos que no guardaban armonía con los criterios arquitectónicos de los ambientes de Palacio de Gobierno.

El gasto fue desmedido, abusivo y, además, incurrió en la misma frivolidad frente a un pueblo que reclamaba un gobierno con criterio de economía y austeridad. Posteriormente vinieron los viajes al exterior, con frecuencia sin mayor consideración al erario nacional, tanto por la cantidad de acompañantes como por la presencia de personas que nada tenían que hacer con el sentido de estas giras a todos los rincones del mundo.

Me estoy refiriendo a amigos y amigotes, a parte de familiares y conocidos, los mismos que disfrutaron de los viajes, pero dejando mal parado a un régimen que había llegado al gobierno con un lema esperanzador: "Toledo, más trabajo". Pero si esto ocurrió en Palacio de Gobierno, también se produjo lo mismo en el anexo contiguo. El despacho de la señora Karp trató de ser un instrumento para la reivindicación de la antigua cultura peruana, pero sin medir las consecuencias de la economía nacional.

Lo importante parecía estar impulsado por un espíritu de figuración personal, dejando de lado la tarea que podían cumplir otras instancias de la administración pública, incluyendo, por supuesto, las correspondientes a las delegaciones diplomáticas.

¿Hubo frivolidad? Existen expresiones serias al respecto. También las otras, que no tienen más trascendencia que la de obtener réditos políticos. Las primeras hablan con cifras y con informaciones que hay que tomar en cuenta. Se trata, entonces, de hacer una evaluación que, por un lado corresponde a la Contraloría General de la República y, por otro, a la Comisión Fiscalizadora del Congreso Nacional.

Ojalá haya voluntad y decisión para ello. El país necesita de un tratamiento severo para recuperar su salud moral. Pero, también, para resarcirse de los perjuicios causados a la economía fiscal. Todo ello sin ánimo de venganza, ni tampoco de posturas demagógicas.

La hora de la rectitud es ésta. Sólo así podrá hablarse, entre otros aspectos que atañen a la vida del país, de un cambio responsable.