DE REPRESENTANTES AVIVADOS A REPRESENTADOS OLVIDADOS

A partir de los acontecimientos registrados en el honorable Congreso de la República, en donde tenemos un grupo significativo de "representantes del pueblo" que ignoran o pretenden ignorar la palabra austeridad fiscal. debemos llegar a la conclusión que en el país hay dos tipos de peruanos: los que le cobran al Estado por ir a cumplir su labor diaria y quienes tienen que echar mano a sus propios bolsillos para atender sus actividades ocupacionales.

Lo curioso del caso es que los primeros juraron hasta por lo sagrado no afectar los escasos recursos del Estado, a fin de que los mismos fueron al fondo común que está en proceso de formación, a fin de invertirlos en los graves problemas sociales que afecta a más de 13 millones de compatriotas que sobreviven, sin un pan que llevarse a la boca, en la extrema pobreza.

Los segundos, en cambio, muchos de los cuales en realidad salen de sus precarias viviendas en busca de empleo, no han jurado " por Dios y por la Patria" y muchos menos hablan de austeridad, por la sencilla que no tienen donde caerse muertos.La otra diferencia está en que los ahora "representantes del pueblo" gritaron, clamaron, lloraron, para recibir tal representación ante los segundos y es más, prometieron que los iban a representar con dignidad "porque el Congreso está mal visto y había que actuar de cara a la realidad del país".

Los segundos también gritan, claman y lloran y hasta salen a las calles, pero no para pedir la representación de nadie, sino más bien, para que algún día se acuerden que ellos también son seres humanos con derecho a una vida digan.Pero hay más diferencias entre estos "representantes" avivados y los representados olvidados.

Los primeros, con su portavoz oficioso Daniel Abugattas, han salido a los medios de comunicación para justificar lo injustificable. Dicen que son de provincias y que instalarse en Lima, con toda su prole, les significa gastos extras. De esta manera, adelantan que nos les alcanza los 15 mil 600 nuevos mensuales que les pagarán puntualmente y que se financia con los impuestos que paga el resto de los peruanos.

Los segundos ,que no tienen quiénes hablen por ellos,para "instalarse en Lima" o en cualquier ciudad en donde hay posibilidades donde ganarse la vida,corren con todos sus gastos, trasládandose a pie, en camiones o en cualquier otro medio de transporte, pero pagando todo de su propio peculio. Las diferencias continúan.

Los primeros sabían o por lo menos debían saber a lo que se metían. Nadie, absolutamente, nadie les obligó a tentar una curul ni en ningún momento recibieron oferta para obtener un cargo con gastos de instalación, secretarias, asesores, despachos personales y hasta viáticos para retornar a sus terruños mensualmente.

Los segundos en ningún momento alguien les dijo ustedes están condenados a ser pobres,tampoco se podría decir que están por propia voluntad en la condición de miseria y, claro, como tal sin posibilidad de sobrevivir con esos privilegios que tienen sus "representantes".Para terminar, tomando las cosas, con un poco de ironía, ¿ no sería más justo que los "representantes" hicieron vida similar a sus "representados, sobre de los más pobres?.

Sería lógico, porque representante significa, según la academia de la lengua, persona que representa a otra (¿ en sus mismas condiciones?)...porque si no,en el negado que no sea así, nos encontraríamos ante una variante de la misma acepción, o sea comediante, cómico.