sábado, agosto 12, 2006

NO TODO ES COLOR DE ROSAS EN EL ESCENARIO POLITICO

Entre siesta y siesta hay instantes en que la señora Martha Hildebrandt Pérez Treviño acostumbra a decir esta boca es mía. Lamentablemente no siempre le acompaña el don del acierto y, por el contrario, con frecuencia que preocupa mete las de andar. En estos días y para no perder la costumbre acaba de expresar que ha hecho suyos los miles de nuevos soles que otorgan a los congresistas por " concepto de instalación".

La citada legisladora justifica su actitud, discrepante con la de los 13 millones de peruanos que sobreviven en un estado de extrema pobreza, considerando que se trata de un derecho adquirido.De esta manera ha hecho pública su repulsa a la palabra austeridad y no ha tomado en cuenta que la misma guarda relación con el clamor de todo un pueblo que exige sobriedad, penitencia, ascetismo, a quienes hasta el momento le dicen gracias a la vida que le ha dado tanto.

El señor Ollanta Humala tiene frecuentes ataques hepáticos y cuando eso ocurre los ajos y las cebollas sobran y dejan el ambiente en un estado calamitoso, por el mal olor.Hace cuarentiocho horas se enteró que el congresista Aldo Estrada Choque, nada menos que presidente de Unión por el Perú, había declarado a la prensa que el comandante perdedor ya no tenía facultad ni razón alguna para entometerse en la vida interna de esa agrupación política y su primera reacción ha sido la de anunciar que no se dejará pisar el poncho.

Aldo Estrada que no las tiene consigo, debido a que a su derecha se halla el Secretario General, Vicente Antonio,que más parece del partido de Ollanta que miembro de UPP, ahora espera con preocupación qué es lo que le estará cocinando el distinguido miembro del clan Humala.Por lo pronto ya se avista la punta de iceberg. A última hora y atentísimo el citado Vicente se prestó para que el Comandante dispusiera , a dedo, quienes deben ser los presidentes de las nueve comisiones de trabajo parlamentario que le han dado a la bancada UPP-PNP. Pobre Estrada ha quedado como un lastimoso hijo de Puno.

Y hablando de poncho y otras cosas de nuestra bella serranía, qué les parece el anuncio de doña Hilaria Supa y de doña María Sumire, congresistas del Perú profundo, quienes han decidido hablar solo en quechua cada vez que intervengan en los debates parlamentarios.El gesto hay que aplaudirlo, si se tiene en cuenta que todavía hay muchos "peruanos" que se averguenzan cuando alguien les hace recuerdo de sus orígenes andinos.

Pero no solo eso, en un país tan fragmentado y desigual como el nuestro, ya es tiempo que se reivindique un idioma que es escuchado solo a media voz y que, sin embargo, tiene la significación de ser lengua materna de millones de ciudadanos olvidados, marginados y discriminados. Ojalá que el pedido de contar con un intérprete calificado no se responda con un manan de parte de quienes manejan el presupuesto del Congreso.