PERIODISMO, PROFESION DE ALTO RIESGO
En una región convulsionada por la nefasta influencia corruptora del narcotráfico, la amenaza latente de la subversión y el crimen organizado, convierten al periodismo en una profesión de alto riesgo, donde se han inmolado centenares de reporteros mártires en aras de la búsqueda de la noticia y la verdad.
Los periodistas no solo deben enfrentar a estos enemigos abiertos de la democracia sino a las fuerzas oscuras que, bajo el ropaje de un malentendido autoritarismo, militar o policial, coaccionan el derecho a la libertad de expresión, dejando a los comunicadores sociales, en un fuego cruzado.
Precisamente durante el histórico XXII Congreso Ordinario de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, que se realizó del 21 al 23 de setiembre en Chimbote, se analizó el tema ?Periodismo, una profesión de alto riesgo?, con los más de cien delegados procedentes de todas las regiones del país.Las exposiciones estuvieron a cargo de José Hernando Ruiz, representante del Instituto Andino de Estudios Sociales; Alcides Jaúregui, de la Asociación de Periodistas de los Llanos Orientales ( Colombia) y Rodolfo Romero, director de la Comisión Latinoamericana de Derechos Humanos.
Al comentar las experiencias en Colombia pero que tienen similitud con otros países de la región, Jaúregui señaló que, salvo aquellos periodistas que se arropan en la protección de los grandes medios influyentes, la mayoría debe sortear a diarios grandes obstáculos para llegar a las fuentes de información, con plena responsabilidad pero sin caer en el juego de las partes en conflicto.
En este aspecto, la situación es grave para los periodistas colombianos porque muchas son las amenazas que se ciernen sobre los medios de comunicación, debido a que los actores del conflicto armado son reacios a la realidad informativa y no aceptan que se informe con veracidad sobre los hechos que diariamente se suscitan, que afectan a la población civil.
Los ponentes coincidieron en que las soluciones deben surgir del propio gremio, con prevalencia en lo ético y la reeducación en temas sustanciales: el conocimiento de la legislación que protege a quien informa, la relación con las fuentes y la prevención de riesgos connaturales al oficio.
Lo prioritario es tomar conciencia sobre el derecho a la información que tiene cada uno de los comunicadores, pero también el compromiso que debe involucrar a los periodistas, a fin de que se actúe con ética y con el mayor sentido de la responsabilidad.
El reto mayor es obligar a los propietarios de los grandes periódicos, revistas y estaciones radiales, para que actúen independientemente.Hay que tener en cuenta que la libertad de prensa también se coarta por los ofrecimientos que se hacen y se otorgan, en algunos casos a ciertos periodistas que caen en la tentación de recibirlos para beneficiar en sus escritos, comentarios o señalamientos a personajes del gobierno, la política o los grupos en conflicto.
El problema no es tan simple debido a que, no solo hay agentes del Estado y organizaciones ilegales armadas que contrarían esos principios, sino que la responsabilidad de los grupos económicos para limitar esas libertades es cada vez más grande.
Las constantes amenazas a los periodistas, de una u otra parte, obstaculizan la libertad de prensa y de expresión.
En ese contexto, es imprescindible a la necesidad de profesionalizar el periodismo, no para privilegiar o negar derechos, sino para elevar la calidad profesional y laboral de quienes ejercen una profesión de honda repercusión en la opinión pública.
En ese camino los gremios cobran importancia capital, como la Asociación Nacional del Periodistas, ANP, en su papel de defensa gremial, lucha por una verdadera libertad de expresión y la capacitación permanente de los comunicadores sociales, para que la información no se una mera mercancía sino también instrumento de justicia social.
Los periodistas no solo deben enfrentar a estos enemigos abiertos de la democracia sino a las fuerzas oscuras que, bajo el ropaje de un malentendido autoritarismo, militar o policial, coaccionan el derecho a la libertad de expresión, dejando a los comunicadores sociales, en un fuego cruzado.
Precisamente durante el histórico XXII Congreso Ordinario de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, que se realizó del 21 al 23 de setiembre en Chimbote, se analizó el tema ?Periodismo, una profesión de alto riesgo?, con los más de cien delegados procedentes de todas las regiones del país.Las exposiciones estuvieron a cargo de José Hernando Ruiz, representante del Instituto Andino de Estudios Sociales; Alcides Jaúregui, de la Asociación de Periodistas de los Llanos Orientales ( Colombia) y Rodolfo Romero, director de la Comisión Latinoamericana de Derechos Humanos.
Al comentar las experiencias en Colombia pero que tienen similitud con otros países de la región, Jaúregui señaló que, salvo aquellos periodistas que se arropan en la protección de los grandes medios influyentes, la mayoría debe sortear a diarios grandes obstáculos para llegar a las fuentes de información, con plena responsabilidad pero sin caer en el juego de las partes en conflicto.
En este aspecto, la situación es grave para los periodistas colombianos porque muchas son las amenazas que se ciernen sobre los medios de comunicación, debido a que los actores del conflicto armado son reacios a la realidad informativa y no aceptan que se informe con veracidad sobre los hechos que diariamente se suscitan, que afectan a la población civil.
Los ponentes coincidieron en que las soluciones deben surgir del propio gremio, con prevalencia en lo ético y la reeducación en temas sustanciales: el conocimiento de la legislación que protege a quien informa, la relación con las fuentes y la prevención de riesgos connaturales al oficio.
Lo prioritario es tomar conciencia sobre el derecho a la información que tiene cada uno de los comunicadores, pero también el compromiso que debe involucrar a los periodistas, a fin de que se actúe con ética y con el mayor sentido de la responsabilidad.
El reto mayor es obligar a los propietarios de los grandes periódicos, revistas y estaciones radiales, para que actúen independientemente.Hay que tener en cuenta que la libertad de prensa también se coarta por los ofrecimientos que se hacen y se otorgan, en algunos casos a ciertos periodistas que caen en la tentación de recibirlos para beneficiar en sus escritos, comentarios o señalamientos a personajes del gobierno, la política o los grupos en conflicto.
El problema no es tan simple debido a que, no solo hay agentes del Estado y organizaciones ilegales armadas que contrarían esos principios, sino que la responsabilidad de los grupos económicos para limitar esas libertades es cada vez más grande.
Las constantes amenazas a los periodistas, de una u otra parte, obstaculizan la libertad de prensa y de expresión.
En ese contexto, es imprescindible a la necesidad de profesionalizar el periodismo, no para privilegiar o negar derechos, sino para elevar la calidad profesional y laboral de quienes ejercen una profesión de honda repercusión en la opinión pública.
En ese camino los gremios cobran importancia capital, como la Asociación Nacional del Periodistas, ANP, en su papel de defensa gremial, lucha por una verdadera libertad de expresión y la capacitación permanente de los comunicadores sociales, para que la información no se una mera mercancía sino también instrumento de justicia social.
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