CUANDO LAS SOTANAS ENTRAN A LA POLITICA
Después de muchos años dos sacerdotes católicos decidieron incursionar como candidatos en las elecciones municipales y regionales del próximo 19 de noviembre, con el inmediato reparo de las autoridades eclesiásticas que desempolvaron el viejo argumento de que la Iglesia es ajena a la política de Estado, pese a que la historia demuestra lo contrario.
Contra viento y marea, el sacerdote Idelfonso Espinoza Cano, de la Parroquia de Pira - provincia de Huaráz, insiste que ya tiene el permiso de la Iglesia Católica y postula a la vicepresidencia del gobierno regional de Ancash por el partido Alianza para el Progreso.Por su parte, el R. P. Gregorio Mesarina Paredes, aspira a ser alcalde del distrito de Independencia, jurisdicción de la compañía Minera Barrick, en la provincia de Huaráz, lo que ha causado revuelo en los sectores conservadores del clero, especialmente en los seguidores del Opus Dei, cuyo máximo representante es el cardenal, Juan Luis Cipriani.
La situación es incierta luego de que el vicario de la diócesis de Huaráz, Pablo Camones, manifestó que al participar en política los sacerdotes ya no son representantes de la Iglesia por cuanto, de acuerdo a las normas eclesiásticas, no existen permisos ni licencias. Si bien es cierto que Mesarina Paredes entregó, mediante un inventario, la parroquia de San Martín de Porres a su sucesor, sigue siendo sacerdote pese a los reparos del Vicario, por cuanto la Constitución Política no margina a ningún ciudadano por sus creencias religiosas.
Por lo demás, la participación de los sacerdotes en la historia política de nuestra patria se remonta a la conquista española, cuando el padre Valverde le entregó una Biblia al inca Atahualpa diciéndole: Ahí está la palabra de Dios.El inca se lleva el libro al oído y al no escuchar sonido alguno lo arroja la palabra al suelo. Acto seguido, Valverde grita: ?cristianos, venganza? los sacramentos hollados? y se da paso a la captura del inca, iniciándose la sangrienta historia de engaño y dominación.Hay otros curas que batallaron al lado del pueblo como José María Morelos y Pavón ( 1765 - 1815 ), prócer de la independencia de Méjico, quien se unió a Miguel Hidalgo, su maestro, en el movimiento contra las fuerzas realistas españolas. Fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec.
En Nicaragua, el sacerdote católico, Ernesto Cardenal Martínez, participa en la "revolución de abril" de 1954 contra Anastasio Somoza García. El golpe de estado falla y termina con la muerte de muchos de sus compañeros y amigos. En 1965 los votos de sacerdote en Managua. Cardenal colabora estrechamente con el Frente Sandinista de Liberación Nacional luchando contra el régimen de Anastasio Somoza Debayle. El 19 de julio de 1979, el día de la victoria de la Revolución Nicaragüense, es nombrado ministro de cultura del nuevo gobierno del FSLN.
En 1980 recibió el Prermio Nobel a la Paz.Otro sacerdote revolucionario fue Camilo Torres quien perteneció a un sector numéricamente reducido del clero colombiano, sin aprobación de las jerarquías eclesiásticas, que además de tener profundas inquietudes sobre el problema sociopolítico del país, criticaba la postura anticristiana de su iglesia, manifestada en la criminal indiferencia ante el dolor de los humildes y en la abierta complicidad en la explotación de las masas populares. Las relaciones con su superior eclesiástico, Cardenal Luis Concha Córdoba, se volvieron irreconciliables, hasta el punto que, en junio de 1965, Camilo fue reducido al estado laico.
En los primeros años de su acción política (1956-1960), Camilo tenía la convicción que las desigualdades económicas, los bajos ingresos, la carencia de capital, las fallas del sistema político, etc. provenían de la deficiente capacitación técnica y científica, y por esta razón invitaba a profesionales, técnicos y científicos de todas las disciplinas a poner sus conocimientos, por encima de cualquier diferencia política, al servicio de las necesidades reales del país.
El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo fue una corriente carismática dentro de la Iglesia Católica argentina, que intentó articular la idea de renovación de la Iglesia subsiguiente al Concilio Vaticano II con una fuerte participación política y social; formado principalmente por sacerdotes activos en villas miseria y barrios obreros, entre 1967 y 1976 fue uno de los canales por los que se canalizó la acción social, muy cercano a organizaciones de la izquierda peronista y en ocasiones al marxismo.
En nuestro país, los sacerdotes han tenido distintas posiciones a lo largo de la historia. Desde el virulento macartismo del padre Salomón Bolo Hidalgo, las inclinaciones vargasllosianas del desaparecido cardenal, Vargas Alzamora, la cuestionada actitud del cardenal, Juan Luis Ciprani hacia los delitos contra los derechos humanos, los enfrentamientos entre los curas de la llamada línea progresista y el Opus Dei, etc., etc.
Contra viento y marea, el sacerdote Idelfonso Espinoza Cano, de la Parroquia de Pira - provincia de Huaráz, insiste que ya tiene el permiso de la Iglesia Católica y postula a la vicepresidencia del gobierno regional de Ancash por el partido Alianza para el Progreso.Por su parte, el R. P. Gregorio Mesarina Paredes, aspira a ser alcalde del distrito de Independencia, jurisdicción de la compañía Minera Barrick, en la provincia de Huaráz, lo que ha causado revuelo en los sectores conservadores del clero, especialmente en los seguidores del Opus Dei, cuyo máximo representante es el cardenal, Juan Luis Cipriani.
La situación es incierta luego de que el vicario de la diócesis de Huaráz, Pablo Camones, manifestó que al participar en política los sacerdotes ya no son representantes de la Iglesia por cuanto, de acuerdo a las normas eclesiásticas, no existen permisos ni licencias. Si bien es cierto que Mesarina Paredes entregó, mediante un inventario, la parroquia de San Martín de Porres a su sucesor, sigue siendo sacerdote pese a los reparos del Vicario, por cuanto la Constitución Política no margina a ningún ciudadano por sus creencias religiosas.
Por lo demás, la participación de los sacerdotes en la historia política de nuestra patria se remonta a la conquista española, cuando el padre Valverde le entregó una Biblia al inca Atahualpa diciéndole: Ahí está la palabra de Dios.El inca se lleva el libro al oído y al no escuchar sonido alguno lo arroja la palabra al suelo. Acto seguido, Valverde grita: ?cristianos, venganza? los sacramentos hollados? y se da paso a la captura del inca, iniciándose la sangrienta historia de engaño y dominación.Hay otros curas que batallaron al lado del pueblo como José María Morelos y Pavón ( 1765 - 1815 ), prócer de la independencia de Méjico, quien se unió a Miguel Hidalgo, su maestro, en el movimiento contra las fuerzas realistas españolas. Fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec.
En Nicaragua, el sacerdote católico, Ernesto Cardenal Martínez, participa en la "revolución de abril" de 1954 contra Anastasio Somoza García. El golpe de estado falla y termina con la muerte de muchos de sus compañeros y amigos. En 1965 los votos de sacerdote en Managua. Cardenal colabora estrechamente con el Frente Sandinista de Liberación Nacional luchando contra el régimen de Anastasio Somoza Debayle. El 19 de julio de 1979, el día de la victoria de la Revolución Nicaragüense, es nombrado ministro de cultura del nuevo gobierno del FSLN.
En 1980 recibió el Prermio Nobel a la Paz.Otro sacerdote revolucionario fue Camilo Torres quien perteneció a un sector numéricamente reducido del clero colombiano, sin aprobación de las jerarquías eclesiásticas, que además de tener profundas inquietudes sobre el problema sociopolítico del país, criticaba la postura anticristiana de su iglesia, manifestada en la criminal indiferencia ante el dolor de los humildes y en la abierta complicidad en la explotación de las masas populares. Las relaciones con su superior eclesiástico, Cardenal Luis Concha Córdoba, se volvieron irreconciliables, hasta el punto que, en junio de 1965, Camilo fue reducido al estado laico.
En los primeros años de su acción política (1956-1960), Camilo tenía la convicción que las desigualdades económicas, los bajos ingresos, la carencia de capital, las fallas del sistema político, etc. provenían de la deficiente capacitación técnica y científica, y por esta razón invitaba a profesionales, técnicos y científicos de todas las disciplinas a poner sus conocimientos, por encima de cualquier diferencia política, al servicio de las necesidades reales del país.
El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo fue una corriente carismática dentro de la Iglesia Católica argentina, que intentó articular la idea de renovación de la Iglesia subsiguiente al Concilio Vaticano II con una fuerte participación política y social; formado principalmente por sacerdotes activos en villas miseria y barrios obreros, entre 1967 y 1976 fue uno de los canales por los que se canalizó la acción social, muy cercano a organizaciones de la izquierda peronista y en ocasiones al marxismo.
En nuestro país, los sacerdotes han tenido distintas posiciones a lo largo de la historia. Desde el virulento macartismo del padre Salomón Bolo Hidalgo, las inclinaciones vargasllosianas del desaparecido cardenal, Vargas Alzamora, la cuestionada actitud del cardenal, Juan Luis Ciprani hacia los delitos contra los derechos humanos, los enfrentamientos entre los curas de la llamada línea progresista y el Opus Dei, etc., etc.
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