CON ONG NO PERDONARON NI LAS ROPAS DONADAS
En la megacorrupción que asoló al país durante la fenecida dictadura, los amigos íntimos y hermanos del ex presidente, Alberto Fujimori, utilizaron la Asociación Perú No Shien No Kai, más conocida como la ONG Apenkai, para el desvío de las ropas donadas desde Japón, por un monto que bordea el millón de dólares, así como en otros rubros nada santos.
En el proceso se encuentran involucrados tanto Pedro Fujimori Fujimori para quien el Poder Judicial ha solicitado su detención en Estados Unidos, como sus hermanas Juana y Rosa, ésta última esposa de Víctor Aritomi y residente en Japón, y el ex mandatario, quien se encuentra en Chile, sometido a proceso por la solicitud de extradición del gobierno peruano.
Este caso que pareciera menor en comparación con los grandes negociados en las compras de armamentos o los crímenes de lesa humanidad, demuestra sin embargo con claridad meridiana las intenciones manipuladoras y envilecedoras de Fujimori apenas llegó a Palacio de Gobierno.
Es decir, lo tenía todo fríamente calculado. De acuerdo a las investigaciones del vocal supremo, José Luis Lecaros, el ex mandatario incurrió en el delito enriquecimiento ilícito con las donaciones de la ONG Apenkai, incluso varias de las obras promovidas e inauguradas por esa entidad fueron financiadas con dinero que Fujimori consiguió de manera ilícita, y que entregaba a esa entidad para armar una parodia y demostrar a los donantes que se estaban haciendo obras sociales.
En los expedientes judiciales se menciona a Kamiya Teruya, hombre de confianza del ex dictador, como el personaje clave que manejaba los fondos personales de donde tomaba el dinero para la ejecución de varias obras, dinero que luego era reclamado a APENKAI.Para que no queden dudas de los enjuagues que se realizaban desde los más altos niveles, Juana Fujimori declaró que, por disposición de su hermano ex presidente hasta las actividades del Comité de Damas de Apoyo de Palacio de Gobierno, que ella manejaba, estaban estrechamente vinculadas a las de APENKAI, llegando a ordenar incluso que se consideraran en la contabilidad de esa ONG los movimientos de dicho comité.
De esa manera Alberto Fujimori tuvo un fluido manejo de los dineros de las donaciones recibidas por la Asociación, sin hacer ninguna clase de registro público que permitiera su control.
UNA ONG A LA MEDIDA
La historia se remonta a menos de cuatro meses de llegar Alberto Fujimori a Pälacio de Gobierno, el 5 de noviembre de 1990 cuando se fundó la ONG Apenkai figurando entre sus principales directivos Rosa Fujimori, esposa de Víctor Aritomi Shinto, quien durante diez años se desempeñó como embajador peruano en Japón.
En la relación también aparecen otros conocidos de Fujimori de la Universidad Nacional Agraria y amigos que después cumplirían importantes funciones durante el régimen.
Entre ellos se encuentran Absalón Vásquez Villanueva (ex ministro de Agricultura, ex asesor presidencial y dirigente máximo de Vamos Vecino), Alberto Sato Abe (ex congresista y ex director del Instituto Nacional de Desarrollo), Augusto Miyagusuku Miagui (ex presidente de Popular y Porvenir Compañía de Seguros) y Rafael Espinoza Mosqueira (ex funcionario de Aduanas y ex director del Programa de Equipamiento Básico Municipal del Ministerio de la Presidencia), como señala un informe de La República, Las evidencias apuntan a que el ex presidente respaldó la ONG no por fines altruistas sino para tener bajo su control las donaciones provenientes de Japón, en particular, así como las adjudicaciones de miles de toneladas de mercadería realizadas a nombre de la Casa Militar de la Presidencia de la República.
Por esta razón encargó la vigilancia de las donaciones a Rosa Fujimori y Víctor Aritomi mientras que para las adjudicaciones destacó a Julio Higashiona (cuyo apellido se cambió para no ser relacionado con Carmen Higaona, Superintendenta de Aduanas en ese entonces ) y a Rafael Espinoza Mosqueira, ambos funcionarios de Aduanas y de Apenkai a la vez.
Las donaciones de Japón, eran revertidas para el financiamiento de la construcción de escuelas mientras que las adjudicaciones de Aduanas fueron distribuidas personalmente por el ex mandatario para marketearse políticamente y presentarse como el salvador con ave marías ajenas.
Tanto la ex primera dama, Susana Higuchi Miyagawa, como el ex directivo de Apenkai, Roberto Makino Makino, coinciden en señalar que la ONG de los Fujimiri contaba con oficinas en la sede del Ejecutivo para convertir las donaciones japonesas en proselitismo político a favor del ex dictador.
Al respecto, Susana Higuchi comentó: Siempre me llamó la atención Apenkai, ya que siendo una entidad privada, no podía explicarme por qué se encontraba dentro de Palacio de Gobierno. Apenkai abarcaba buena parte del ala derecha que va hacia la calle Pescadería.
Allí se encontraban los depósitos y las oficinas. Rosa y Juana y toda la familia (de Alberto Fujimori) también estaban allí. En esa asociación además de los hermanos estaban metidos todos los molineros.
Asimismo recordó que siempre se impidió el paso a la zona destinada a la ONG familiar de los Fujimori por lo que no pudo enterarse sobre las funciones específicas de sus integrantes.
La ONG familiar de los Fujimori fue creciendo a lo largo de la dictadura convirtiéndose en una maquinaria que manipulaba las donaciones de instituciones y ciudadanos japoneses, no solo para fines políticos, sino posteriormente, en descarados negociados que reventarían cuando Susana Higuchi denunció a su cuñada de comercializar la ropa destinada a las familias pobres.
En el proceso se encuentran involucrados tanto Pedro Fujimori Fujimori para quien el Poder Judicial ha solicitado su detención en Estados Unidos, como sus hermanas Juana y Rosa, ésta última esposa de Víctor Aritomi y residente en Japón, y el ex mandatario, quien se encuentra en Chile, sometido a proceso por la solicitud de extradición del gobierno peruano.
Este caso que pareciera menor en comparación con los grandes negociados en las compras de armamentos o los crímenes de lesa humanidad, demuestra sin embargo con claridad meridiana las intenciones manipuladoras y envilecedoras de Fujimori apenas llegó a Palacio de Gobierno.
Es decir, lo tenía todo fríamente calculado. De acuerdo a las investigaciones del vocal supremo, José Luis Lecaros, el ex mandatario incurrió en el delito enriquecimiento ilícito con las donaciones de la ONG Apenkai, incluso varias de las obras promovidas e inauguradas por esa entidad fueron financiadas con dinero que Fujimori consiguió de manera ilícita, y que entregaba a esa entidad para armar una parodia y demostrar a los donantes que se estaban haciendo obras sociales.
En los expedientes judiciales se menciona a Kamiya Teruya, hombre de confianza del ex dictador, como el personaje clave que manejaba los fondos personales de donde tomaba el dinero para la ejecución de varias obras, dinero que luego era reclamado a APENKAI.Para que no queden dudas de los enjuagues que se realizaban desde los más altos niveles, Juana Fujimori declaró que, por disposición de su hermano ex presidente hasta las actividades del Comité de Damas de Apoyo de Palacio de Gobierno, que ella manejaba, estaban estrechamente vinculadas a las de APENKAI, llegando a ordenar incluso que se consideraran en la contabilidad de esa ONG los movimientos de dicho comité.
De esa manera Alberto Fujimori tuvo un fluido manejo de los dineros de las donaciones recibidas por la Asociación, sin hacer ninguna clase de registro público que permitiera su control.
UNA ONG A LA MEDIDA
La historia se remonta a menos de cuatro meses de llegar Alberto Fujimori a Pälacio de Gobierno, el 5 de noviembre de 1990 cuando se fundó la ONG Apenkai figurando entre sus principales directivos Rosa Fujimori, esposa de Víctor Aritomi Shinto, quien durante diez años se desempeñó como embajador peruano en Japón.
En la relación también aparecen otros conocidos de Fujimori de la Universidad Nacional Agraria y amigos que después cumplirían importantes funciones durante el régimen.
Entre ellos se encuentran Absalón Vásquez Villanueva (ex ministro de Agricultura, ex asesor presidencial y dirigente máximo de Vamos Vecino), Alberto Sato Abe (ex congresista y ex director del Instituto Nacional de Desarrollo), Augusto Miyagusuku Miagui (ex presidente de Popular y Porvenir Compañía de Seguros) y Rafael Espinoza Mosqueira (ex funcionario de Aduanas y ex director del Programa de Equipamiento Básico Municipal del Ministerio de la Presidencia), como señala un informe de La República, Las evidencias apuntan a que el ex presidente respaldó la ONG no por fines altruistas sino para tener bajo su control las donaciones provenientes de Japón, en particular, así como las adjudicaciones de miles de toneladas de mercadería realizadas a nombre de la Casa Militar de la Presidencia de la República.
Por esta razón encargó la vigilancia de las donaciones a Rosa Fujimori y Víctor Aritomi mientras que para las adjudicaciones destacó a Julio Higashiona (cuyo apellido se cambió para no ser relacionado con Carmen Higaona, Superintendenta de Aduanas en ese entonces ) y a Rafael Espinoza Mosqueira, ambos funcionarios de Aduanas y de Apenkai a la vez.
Las donaciones de Japón, eran revertidas para el financiamiento de la construcción de escuelas mientras que las adjudicaciones de Aduanas fueron distribuidas personalmente por el ex mandatario para marketearse políticamente y presentarse como el salvador con ave marías ajenas.
Tanto la ex primera dama, Susana Higuchi Miyagawa, como el ex directivo de Apenkai, Roberto Makino Makino, coinciden en señalar que la ONG de los Fujimiri contaba con oficinas en la sede del Ejecutivo para convertir las donaciones japonesas en proselitismo político a favor del ex dictador.
Al respecto, Susana Higuchi comentó: Siempre me llamó la atención Apenkai, ya que siendo una entidad privada, no podía explicarme por qué se encontraba dentro de Palacio de Gobierno. Apenkai abarcaba buena parte del ala derecha que va hacia la calle Pescadería.
Allí se encontraban los depósitos y las oficinas. Rosa y Juana y toda la familia (de Alberto Fujimori) también estaban allí. En esa asociación además de los hermanos estaban metidos todos los molineros.
Asimismo recordó que siempre se impidió el paso a la zona destinada a la ONG familiar de los Fujimori por lo que no pudo enterarse sobre las funciones específicas de sus integrantes.
La ONG familiar de los Fujimori fue creciendo a lo largo de la dictadura convirtiéndose en una maquinaria que manipulaba las donaciones de instituciones y ciudadanos japoneses, no solo para fines políticos, sino posteriormente, en descarados negociados que reventarían cuando Susana Higuchi denunció a su cuñada de comercializar la ropa destinada a las familias pobres.
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